martes, 27 de mayo de 2014

Nos fragmentamos cuando nos desviamos de nuestro propio centro:


http://aldebaranlaestrelladelbuscador.blogspot.com.es/2014/05/nos-fragmentamos-cuando-nos-desviamos.html
Estamos permanentemente fragmentados y sin embargo queremos ser un todo. Estamos distraídos pero queremos concentrarnos; estamos esparcidos y sin embargo queremos estar reunidos, estamos esparcidos al extremo de rendir nuestro “yo” a cada impulso. Decimos “mis” gustos o aversiones, “mis” sentimientos, y “mi” dolor, y minimizamos ese “yo” a las proporciones de nuestro dolor personal. Ese “yo” se debilita y es absorbido por todas estas cosas. En cierto momento es absorbido en un acto compulsivo e inconciente, luego lo es en una vaga ansiedad. De un instante a otro, pasa de los gustos a las aversiones, pasa por diversas preocupaciones y motivaciones. Su atención salta rápidamente de estar acupada en lo que tiene enfrente para caer en un ensueño. Alguna facultad del “yo” se identifica con cada unos de estos eventos.

Nos fragmentamos cuando nos desviamos de nuestro propio centro. Cuando nuestra atención sólo está reaccionando ante los eventos externos, o cuando está siendo dominada por algo, pierde contacto con su propia fuente. La atención es una facultad sagrada, pero cuando es arrastrada por lo que tira más fuerte, no tiene fuerza propia; es pasiva. Si la atención no está conectada con la voluntad, el humano no es plenamente ser humano.



Kabir E. Helminski
 
 

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